martes, 20 de enero de 2009

Acta de observacion.

Es uno de esos obsequios inesperados que realmente agradezco...


Mujer consciente, no distante ante todo la que siente. Diferente y penetrante cuando mira tras sus lentes. El entorno la consiente con olores agradables, y su corazón latente crea risas formidables reflejadas en su rostro sin un rastro de amargura, sólo dulzura pura y mil gestos amables. Palpable es cada paso y cada roce de una rosa, en las brazos de la niña que me enseña cada cosa que le gusta y le sorprende, que disgusta o que no entiende, cada vez que mira, miro como mira y me sorprende ver un alma inteligente muy lejos de ser distante al sufrimiento de la gente que disfruta con hablarle.


Mientras platica, salpica su niñez, joven vestida en risas y peinada en sencillez, que suplica a la vida una oportunidad para derrochar creatividad y demostrar quién ella es. Aunque no se dé cuenta muestra su fragilidad por los seres débiles que forman su realidad. Mujer de gran capacidad de coraje y empuje, parece inmutable cuando el mundo le ruge. Cuando este le promete un futuro tan incierto, más ella prevalece como flor en un desierto.


Agradece cada brisa, y yo ver cada sonrisa, analiza cada cosa, vive sin ninguna prisa. Tiene el don de desatar la confianza de la gente, su voz es esa flauta que adormece a las serpientes. Sabe cómo controlar el tedio y el asedio, usa risas como medio de aniquilación de miedos.


No es la típica mujer de cuerpo y alma plástica; es más bien el sueño utópico de un hombre con mente crítica. Yo redacto nada más el fruto de mi observación, quise ser lo más exacto en esta pobre redacción.


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